Previamente, esta bebida surge en Venecia cerca de 1615 gracias a los mercaderes italianos y holandeses. En 1644, el comerciante Le Roque fue quien introdujo los primeros granos en Marsella. A partir de aquí, se expandió el consumo del café soluble por toda Francia.
A mediados del siglo XVIII, la industria del café comenzó a crecer, extendiéndose por toda Europa y se empezaron a plantar varios cafetos en los principales jardines botánicos de las ciudades más importantes.
El café comenzó a desarrollarse mundialmente y se convirtió en la bebida favorita de muchos europeos llegando a Italia en 1645 cortesía del comerciante Veneciano Pietro Della Valle.
Más adelante, llega a Inglaterra en 1650 gracias al comerciante británico Daniel Edwards, quien fue una de las primeras personas que abrió un establecimiento donde disponían café soluble para vender, tanto en Inglaterra como en el resto de Europa.
En 1670 se abrió la primera cafetería en Berlín. Mientras que, en París, el local café Procope fue el primero en abrir, en 1686. Este establecimiento destaca porque inventó una nueva forma de preparar el café: los granos de café pasan primero por agua caliente a través de un filtro para dar lugar al café molido.
Del mismo modo, se debe destacar que la primera tienda de café en Paris fue abierta al público en el año 1672, que se encontraba dirigida por Pascal Armeniano, en la tradicional avenida Saint German.
Igualmente, Procopio, un hombre de origen siciliano, abrió una tienda similar bastante cerca de la zona anterior y empezó a ser su nuevo competidor. Aquí, muchos se reunían para degustar el exquisito sabor del café, uno de los elementos más representativos de la sociedad parisina de la época. En 1689, el dueño acabó trasladando su tienda de café a un lugar con mucho más glamour y culto, cerca del Teatro de la Comedia Francés, donde prosperó bastante y se hizo muy famoso por todo París.
Casi todas las ciudades europeas importantes tenían sus propias cafeterías donde vendían esta bebida a mediados del siglo XVIII. Y durante el año 1734, Johann Sebastián Bach, uno de los compositores más famosos de la época, compuso su Cantata del café (BWV. 211) en honor a este elixir.
Además, el café soluble acabó cruzando el Atlántico en el año 1689 con la apertura del primer establecimiento en Boston. La bebida ganó mucha popularidad y obtuvo el rango de bebida nacional después de que los rebeldes realizaron un motín contra el té. En 1773, un grupo de personas disfrazadas de indígenas lanzaron al mar un cargamento de tres buques británicos llenos de té. Esta operación, que resultó fundamental para la difusión del café, fue preparada en la cafetería Dragón verde.
La difusión del café llegó a su punto cumbre en el momento de su completa aceptación por toda la sociedad en el siglo XVIII. Pronto y muy rápidamente, los grandes cultivos se desplazaron a localidades como Ceilán e Indonesia consolidándose posteriormente en América del Sur.