El espresso es el extracto puro y concentrado del café, también conocido como “negro corto” o simplemente solo. Al final es la base principal para los demás tipos de café y es la experiencia más vigorosa que hayas vivido y que podrás disfrutar. Una bebida amados por muchos, pero también odiados por otros debido a su fuerte sabor.
El café espresso es el alma de tu restaurante, local o cafetería. Ya que, principalmente, se trata de la base de estas bebidas tan especiales, como el latte, el cappuccino o el macchiato. En otras palabras, esta bebida es un tipo de café negro fuerte que se ha formado con la presión del agua caliente, en una temperatura muy alta, que pasa a través de los granos de café recién molidos.
El resultado es una bebida en la que se puede distinguir dos partes en concreto: la crema y el líquido. En la superficie se observa una fina capa que está compuesta de burbujas de dióxido de carbono y que también suele contener fragmentos de café y aceites emulsionados.
Sin embargo, la parte principal del café es la parte líquida, que se constituye de sólidos solubles, gases y sólidos insolubles. En esta parte se encuentra la mayor parte de los deliciosos y ricos sabores y aromas que caracterizan a las tazas de café espresso.
Por ello, es necesario que el café sea de la mejor calidad para poder apreciar la riqueza aromática y el complejo perfil de sabor de cada grano. Ya que el transcendental objetivo es hacer resaltar las propiedades organolépticas de cada café (pudiendo contener notas a chocolate, frutos rojos o flores) que lleven a los consumidores a vivir una experiencia única en cada taza.
La creación de un buen espresso es un verdadero arte y requiere una precisión exacta, más un tiempo perfecto. Esto se consigue con unas cantidades determinadas de los gramos de café molido, un tiempo de cocción concluyente de agua caliente a presión y así se obtiene el café perfecto que se encuentra altamente concentrado en una pequeña taza.