- En un recipiente amplio y con abundante agua fría ponemos a hidratar las hojas de gelatina durante unos 5 a 7 minutos. (Saltar este paso si vamos a utilizar gelatina en polvo).
- Batimos la nata, que tiene que estar muy fría, con las varillas eléctricas hasta que esté cremosa y notemos que en la superficie se formen picos poco profundos. Una vez conseguida esta textura la reservamos en la nevera para más adelante.
- Ponemos el queso mascarpone o la crema en un recipiente amplio y añadimos la leche condensada, batimos con las varillas eléctricas a baja velocidad hasta que sea una mezcla lisa y homogénea, reservamos también esta mezcla, pero a temperatura ambiente para un poco más tarde.
- Mezclamos el licor con el café soluble hasta que se diluya y no queden grumos. Si has puesto las hojas de gelatina a remojo es momento de escurrirlas y las ponerlas en un recipiente aparte, la calentamos en el microondas o baño maría hasta que estén líquidas sin que llegue a hervir.
- Seguidamente añadimos la mezcla de café soluble y licor a la gelatina y lo integramos bien, tras esto vamos añadiendo un par de cucharadas de la crema de queso a la mezcla de gelatina y café soluble, una par cada vez, y mezclamos hasta integrar.
- Agregamos la mezcla de gelatina y café soluble a la crema de queso y batimos con las varillas eléctricas a baja velocidad hasta que se mezcle bien, una vez está bien mezclado con las varillas rebañamos con una espátula el fondo y los laterales del bol, integrándolo todo.
- Añadimos en un par de veces la nata montada a la mezcla de queso y café soluble, y removemos con movimientos envolventes hasta integrar, vertemos la mezcla en el molde y alisamos un poco la superficie, la metemos en la nevera unas horas hasta que cuaje.